y se convierte en vicaría de la poesía "en general". Este es el servicio asistencial que los poetas prestan a la sociedad.
Con agraciadas o infelices voces. En gama que va de Garcilaso, Shakespeare, Donne, Szimborska, al trovador mas flojito del Metro,
pasando por líricos de barrio, plateas o cafés. Cada cual en el tono y la altura que les tocó en el Coro.
También hay quienes salen a buscar palabras en antesala, aún nonatas, que flotan y se ofrecen sólo a la mirada poética de los maravillados de nacimiento.
Pocos hay con tales antenas. Oskar Alegria es uno. Viaja hacia la nada del día y con "letras" fotografiadas recoge poesía visual, milagrosa y única.
Así alimenta él al pájaro de su locura. Y da aviso a la pajarería de que no se hace cargo de la suya. La mía se lo agradece".
esteban peicovich, periodista y poeta argentino